martes, 19 de abril de 2011

EL EXAMEN DE CONDUCIR

Cada vez que veo un coche de autoescuela me acuerdo de cómo las pasé en el examen práctico del carnet de conducir. Aquel día casi la palmo. Os voy a contar la historia, aunque estamos lejos de Halloween.


Recuerdo la autoescuela como in lugar que parecía diseñado por Faemino y Cansado. Cuando llegué allí me recibió una “velina” que se empeñó en explicarme cómo se rellenaba una plantilla de soluciones de un test, a pesar de que desde el principio le dije que yo ya sabía lo que era aquello.




Por ejemplo, si crees que la opción buena es la C, pues te vas aquí y pones una equis en la C. ¿Lo entiendes o te lo repito? – Me lo repites, sin ropa a ser posible.


Todas las mañanas iba a hacer tests un rato y coincidía con una fauna de lo más curiosa. Mis preferidos eran un tipo de mi edad que el más vago de la historia y una chica joven, de unos 50 años, que se creía una MILF y no llegaba a Ana Obregón.


El vago había dejado la carrera ¡para sacarse el carnet! En serio, eso me dijo. Había suspendido el teórico nueve veces y, la última vez que palmó el examen, vino su padre a formar un pollo a la autoescuela porque decía que la culpa era de ellos y no de su hijo, que era más flojo que un muelle de guita. Fumaba porros compulsivamente, llevaba gafas de pasta y no paraba de soltar obviedades a lo Paulo Coelho con cara de “tengo un complejo mundo interior”.


La tipa fue la que sostuvo el negocio de la autoescuela durante meses. Creo que recordar que llevaba casi dos años tratando de aprobar el teórico y era una persona entrañable. Nos conocía a todos por el nombre y era un espectáculo preguntando en clase. El tono era como de diálogo de película porno y las preguntas para enmarcarlas:

  • En una curva muy cerrada…eh (se pasaba la lengua por los labios)…eh, en una curva muy cerrada, ¿hay que poner el intermitente para avisar al que viene detrás?
  • Un momento, guapo. A ver si lo he entendido bien. En una vía de doble sentido puedo ir en sentido contrario si llevo las luces de cruce, ¿no?
  • Los coches diesel, ¿por qué no gastan aceite, chato?

Todo el mundo estaba encantado con ella porque nunca le sentaba mal suspender. Para ella, el carnet de conducir debía ser como unas oposiciones a notarías, el no va más de la dificultad.



Ojalá las preguntas fueran así.


Después de aprobar el teórico, empecé a dar clases para el práctico con un profesor que estaba alcoholizado y más caliente que Berlusconi en la Mansión Playboy.


Normalmente, tenía que aparcar tres o cuatro veces cada día… y siempre delante de un bar. El profe se bajaba del coche y me decía “voy a hacer una gestión”, se cargaba un pelotazo de ginebra en un minuto y seguíamos como si nada.


También tenía la agradable costumbre de pisar el freno cada dos por tres. Yo, después de clavarme el cinturón en el pecho, preguntaba preocupado “¿Qué he hecho mal?”, giraba la cabeza y me lo encontraba con cara de “nena, te lo voy a dar todo”, mirando lascivamente a cualquier cosa que llevara falda. Después decía algo así como “Esta tiene conejo para siete peroles” o cualquier otra expresión cordobesa sin gracia por el estilo. Y continuábamos con la clase como si nada.


El día del examen del práctico me dijo que mejor que fuera primera una chica que había dado más clases que yo y que iba mucho mejor preparada. Cuando vi a la tipa me pareció que estaba nerviosísima y con la mirada como ida. Antes de que llegara el examinador, el profe nos aconsejó que, si nos metíamos en autovía, le diéramos un poco de caña al coche, que podíamos suspender por ir muy despacio.


El examinador, que por la cara que tenía, seguro que preferiría estar en Afganistán desactivando minas que allí, nos miró muy serio y dijo: “Señores, empieza el examen. A partir de ahora, silencio absoluto”.


La tipa, que ya venía nerviosa de casa, se puso como un flan cuando vio la cara de sieso del que le iba a examinar. Aquello no pudo empezar peor para ella. Salió con el freno de mano puesto, le dijeron que girara a la derecha y lo hizo a la izquierda y un camión le pitó por ir despacio.


Entonces el examinador tuvo una idea estupenda: “Entre por la salida de la autovía y diríjase a la ciudad”. La chica recordó las palabras del profe sobre darle un poco de caña al coche si salimos a carretera y se las tomó al pie de la letra. Pisó a fondo, metió 3ª, 4ª, 5ª, agarró el volante con fuerza, abrió bien los ojos, pegó la nariz al volante y se concentró en batir el récord del mundo de velocidad. 80-90-120-150 Km/hora… Adelantamos a una ambulancia con la sirena puesta. En serio.


Yo iba en el asiento trasero izquierdo y no daba crédito a aquello. El examinador estaba pálido y no era capaz de decir ni media sílaba, mientras que el profe se había cargado tres gintonics antes de salir y se sentía feliz de la vida.


En la entrada a la ciudad hay tres semáforos separados entre sí unos doscientos metros. El primero lo pasamos en verde, el segundo cambiando de color y el tercero estaba ya en rojo cuando nos faltaban cien metros para llegar a él. No obstante, la tipa estaba concentrada en lo suyo y no contemplaba la posibilidad de frenar. Eso era de cobardes y ella tenía una misión.


El examinador le gritó “¡¡Pare, por dios!!”, el profesor, que estaba despertándose de una reparadora ensoñación etílica, soltó un muy elegante “¡Me cago en mis muertos!” y yo me tapaba la cara para no ver cómo un coche que venía por el cruce de la izquierda nos iba a embestir. Aquello no debió durar más de cinco segundos, pero os juro que me dio tiempo a pensar “Qué forma más tonta de morir”, mientras el coche que se acercaba por lo menos a 120 Km/hora, parecía que se iba a empotrar directamente contra mi puerta.


Finalmente, los coches se cruzaron a una distancia de pocos centímetros sin llegar a tocarse de puro milagro. El profesor reaccionó con una frase de internado suizo: “Frena ya, loca de los cojones” y la tipa dio un volantazo y dejó el coche un poco subido en la acera.


Fue en ese momento cuando empezó el numerito. La chica se pone a llorar y a decir que ella sabe conducir muy bien y que le den otra oportunidad. Quince minutos costó que soltara el volante y me dejara conducir a mí.


La verdad es que después del espectáculo de los autos locos, parecía que yo era Enzo Ferrari. Quité el freno de mano, me dijeron “gire a la derecha” y eso hice y no me salté ningún semáforo. Yo era claramente un superdotado del volante. Y aprobé, claro.

6 comentarios:

  1. jajaja, lo que disfrutaste con las clases del carnet, si te daría pena aprobar!! Se sabe si la chica lo consiguió alguna vez sacar el carnet o está en la cárcel?

    Mariadecora

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  2. Qué no te habrá pasado en la vida para no contar? :)
    En mi examen práctico apareció de la nada (DE LA NADA)entre los coches que estaban aparcados un imbécil con una mochila dando saltos y corriendo, tuve reflejos y frené junto con el embrague (eso hizo que no se me calara). Al bajar del coche, una vez terminamos el examen, el profesor nos dijo que nos había suspendido a los dos (obviamente es que iba con otro gandul).
    Nos dijo: Nos tomamos un cafelito?.
    Era lo que menos me apetecía pero accedí. Durante el cafelitoloscojones me cagué en el manco (examinador) y en su puta madre...
    Paga el café y nos dice:
    - Oye, por cierto chicos! que era broma, que habéis aprobado los dos.

    No lo maté, me pararon.

    En fin! que un besazo Gorostidi!! y a triunfar!!

    P.D.- Te he añadido en los blogs que suelo leer, eres de los pocos que sé que no me defraudará ;)

    Muuuaka!

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  3. Te has ganado un seguidor. A todo estom lo de los profesores que beben durante las clases y están salidos no parece ser tan extraño según me cuentan varias personas xD

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  4. jajaja me encanta la parte en la que la piva coje la autovia.. yo me presento la proxima semana y espero que me vaya mejor que a ella

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  5. Hacia tiempo que no me reia con llorera incluida. Que buen rato oyeS.

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  6. He estado un buen rato riéndome con "frena ya, loca de los cojones" jaja Qué bueno... he llegado a este blog buscando consejos para el exámen práctico de conducir... espero no verme como la loca de los cojones ;)

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