jueves, 14 de abril de 2011

EL MARQUÉS DE SADE


Cuando me da por algo soy más seguío que un pasodoble. Hace años coincidí con un crítico de cine en la Filmoteca que había escrito un libro titulado “Sade y Buñuel”, sobre la influencia del Divino Marqués en Buñuel. Estuvimos hablando un buen rato sobre el tema y, a partir de entonces, me entraron ganas de leer a Sade. La verdad es que yo lo tenía por un tío más caliente que una patada en la oreja que escribía obras pornográficas y que había dado nombre al sadismo. Un pervertido y poco más, vamos. El tipo este me convenció de que las obras de Sade tenían un trasfondo filosófico muy interesante y que merecía la pena echarle un vistazo a sus libros, sobre todo a “La filosofía en el tocador”.

 
El epitafio del Marqués reza: “Sade, arrestado bajo todos los regímenes”. ¡¡Ayyyy, pájaro!!

Me compré ese libro y lo cierto es que era duro, uno de los textos más turbadores que pueda uno leer. Después me contaron que “Los 120 días de Sodoma” era todavía más impactante y la verdad es que este último no tuve estómago para terminarlo.
Otras obras famosas del Marqués son “Justine o los infortunios de la virtud” y “Juliette o las prosperidades del vicio”, que son sendas novelas que cuentan la vida de dos hermanas. Justine elige vivir de forma virtuosa y las pasa putas y Juliette todo lo contrario y le va estupendamente (aunque al final tiene su moraleja la historia). La verdad es que “Justine” me pareció un coñazo. Desde la página tres ya sabes lo que le va a suceder. Un tutor la acoge en su domicilio y está claro que la va a putear desde el minuto uno. Escapa y llega a una casa donde vive un cura y ya sabes que le van a hacer un perrito chico y cuatro pincaítas a traición a las primeras de cambio. Es un libro reiterativo y no presenta los brillantes razonamientos de exaltación de la libertad extrema, el vicio y el egoísmo de “La filosofía en el tocador”. La novela de Juliette es también flojita.
 
Justine, elige un número entre el 4 y el 6, el primero que te venga a la cabeza.

Poco tiempo después de que me diera por el marqués de Sade, La Fura dels Baus adaptó muy desafortunadamente “La filosofía en el tocador”. “XXX” se llamaba la obrita y fue un pufo monumental.
Se redujo el mensaje demoledor que transmite la obra (el que haya leído el libro coincidirá conmigo en que hay que cerrarlo de vez en cuando porque acaba aturdiendo) a una sucesión de escenas pseudo-pornográficas coreografiadas y poco más. La puesta en escena, generalmente una maravilla en las funciones de La Fura, tampoco estuvo a la altura. Hubo momentos en los que se rozó el ridículo, como cuando, al comienzo de la representación un actor pronunciaba un discurso, creo recordar que del manifiesto “Franceses un esfuerzo más para ser republicanos” que aparece en la mitad de la novela de “La filosofía en el tocador”, y, en una gran pantalla de cine, se reproducían sus palabras. El problema es que el programa de ordenador que usaban para transcribir el discurso a Word iba por libre y si el actor decía, por poner un ejemplo, “abandonémonos a los placeres de la carne”, en la pantalla se leía “abonemos dos hectáreas de guisantes” o algo similar.
Otro de los desaciertos consistió en el cambio del contexto histórico de la trama, pasando la acción de discurrir en el XVIII, en el castillo de unos aristócratas que pervierten a una joven inocente, a trasladarse al siglo XX, donde la virginal Eugenia pasa a ser una aspirante a actriz que tiene que realizar un casting y que es corrompida por un productor sin escrúpulos. Como broma privada admito que es está muy bien, pero al descontextualizar la obra de esa forma se perdían demasiados elementos esenciales para la trama. 
Parecía que se habían basado en “Buscando trabajo me comieron lo de abajo”.

En fin, creo que sólo le gustó “XXX” al pobre chaval del público al que sacaron a escena para realizarle una felación contra su voluntad. Cuenta la leyenda que todavía está aplaudiendo a las puertas del Gran Teatro. Sí, amigos, en mitad de la obra, se fueron hacia un tipo que estaba allí viendo la obra tan tranquilo, le quitaron los pantalones y la que hacía de Eugenia, a esas alturas de la obra un putón desorejao, le intentó hacer una chupailla, sin éxito, claro, porque el tipo no se vino arriba como era de esperar. En fin, qué ratos tan divertidos da el teatro culto a veces…
Hace años escribí un relato de humor absurdo parodiando la prosa de “La filosofía en el tocador”, que os dejo para que echéis unas risas.

ENCUENTRO VOLUPTUOSO

El siete de Mayo de 1.989 fue encontrado en las ruinas de lo que antes había sido el manicomio de Charenton, un sorprendente escrito del marqués de Sade. Al igual que ocurrió con “Los 120 días de Sodoma”, el divino Marqués había concebido esta pequeña obra de arte en la lúgubre celda donde acabó sus días, ocultando la existencia de sus últimas creaciones literarias al resto del mundo.
El aristócrata gustaba de dar rienda suelta a su imaginación por las noches, garabateando en pequeños trozos de papel, solo iluminado por la tenue luz de una vela. Guardaba sus escritos en los huecos de las paredes de su espartana celda, en delgados rollos de papel, que llegaban a alcanzar hasta 165 Km de longitud. Como es bien sabido, la imaginación del marqués era muy fértil y además tenía la letra muy grande.
 El reconocido experto en literatura francesa y sodomía, el hermano marista Michael Benavides, se lanzó a la aventura de fechar el escrito. Después de años de intenso trabajo, concluyó que el documento databa del 29 de Julio de 1.809. Benavides ha declarado en cierta ocasión que: “Tras analizar la composición específica del papel y la tinta, pudimos hacer una primera aproximación. La prueba del carbono-14 nos puso sobre la pista, pero aún no estábamos seguros al cien por cien, había que seguir trabajando. Finalmente, uno de mis colaboradores reabrió la puerta de la esperanza, se nos había pasado algo por alto: no habíamos leído el escrito. Al final del documento puede observarse nítidamente y con caligrafía impecable lo siguiente: “En París, a 29 de Julio de 1.809”. Partiendo de esa hipótesis de trabajo nos fue posible fijar la fecha de una forma muy aproximada”. Michael Benavides ha recibido numerosos galardones por su descubrimiento.
 Lamentablemente, el paso del tiempo ha dejado su inevitable huella en el documento y encontramos algunas palabras que resultan ilegibles. La humedad y las polillas borraron parte de este “Encuentro voluptuoso”, que aquí les presentamos.
 Las anotaciones entre paréntesis corresponden al catedrático de literatura Pelayo Gómez.

“Encuentro voluptuoso”.

La escena arranca con Madame de Cleves, el duque de Castellois y la joven novicia Dominique, en el lujoso salón del duque.
Duque de Castellois: Hallándonos todos reunidos, como había sido mi deseo, dispongámonos, sin más dilación, a gozar de los placeres de la carne. 
Dominique: ¿Cómo es eso posible, mi buen amigo? Pensé que había sido invitada a una reunión benéfica, estoy confundida.
Duque de Castellois: No os turbéis, mi bella Dominique. Es cierto que os invité por motivos benéficos, para mi propio beneficio, concretamente. Sí, joven amiga, mi falocidad ante todo. Pero antes quiero referiros un asunto de vital importancia. ¿Sabíais que (…)? ( Esta parte es ilegible, probablemente se haga referencia a la famosa subida de los precios de la morcilla de Burgos en Francia o a cualquier otro tema que concitara el interés patrio).
Madame de Cleves (riendo): Me divierte sobremanera vuestro ingenio, querido duque, pero dejémonos de palabrerías vanas y pasemos a los hechos. Que la voluptuosidad nos inunde… ¿Qué nueva perversión habéis preparado para esta ocasión?
Dominique: No, por favor, me asustáis, quiero irme a casa. Además, mira la hora que es. Esta familia se tendrá que acostar.  
Duque de Castellois: Cállate, m(…) (¿maldita?) golfa. Tú serás la primera, te voy a poner mirando a (…) (este fragmento está muy dañado. M.J. Lewis sostiene que palabra siguiente es “ Coria”, mientras que H. P. Fields, de la Universidad de Berkeley, apunta a “Albacete”, como opción más probable. A partir de aquí, el relato aparece lleno de manchas y pequeños agujeros, causados por las polillas, que hacen muy difícil la reconstrucción del documento.)
Duque de Castellois: Querida Madame de Cleves, atad a Dominique a esta silla y traedme mi (…) (¿?)
Madame de Cleves: ¿Cómo que os traiga vuestro (…)? ¿Os habéis vuelto loco?
Duque de Castellois: No es para lo que pensáis, es que me duelen los riñones.
Madame de Cleves: Menos mal, me habíais preocupado, por un instante pensé que la locura se apoderaba de vos. Creí que lo usaríais para (…)por debajo de la mesa de cristal, mientras (…) colgada en la lámpara del salón(…) (El fragmento que falta es de una extensión considerable y la última frase, que es legible,  encierra todo un misterio por resolver). (……) Pero tienes bigote como tu padre. (¿Qué nos habrá querido decir Sade con esto?).
Duque de Castellois: En tal caso, llamaré a mi fiel criado Aurelio, para que (…) mientras Dominique (…) el encaje de bolillos. ¡Aurelio, ven enseguida!
Aurelio: Ya estoy aquí, mi señor, ¿qué se le ofrece?
Duque de Castellois: Pues bien, deberás (……) un kilo y medio de ajos tiernos y, a continuación (…), pero con cuidado, que no se rompa. ¡ Oh, que dulce perversión! Pongámonos en acción, amigos.
Los cuatro adoptan las posiciones establecidas por el duque.
Duque de Castellois: Oh, sí. Aurelio, trae el (…) y con delicadeza (…) un traje de buzo (…).
Madame de Cleves: Que lujuriosa sensación me envuelve. Nunca pensé que un (…) atado a una cuerda podía proporcionar semejante placer.
Dominique: ¡Dios! Seguid así, Aurelio. No soltéis el (…) y cuidado, que es heredado. (…) No, el reloj de cuco, no.
Duque de Castellois: Amigos, la voluptuosidad, la divina voluptuosidad me da vida. (…) con los ajos tiernos, pero debe ser un kilo y medio exactamente. (…) por la tarde nunca es bueno.
Madame de Cleves: Sí, sigamos así por mucho tiempo. El placer es mi única meta. Ahora es el momento. La gallina, Aurelio, trae la gallina.
Duque de Castellois: Que mente tan deliciosamente depravada tenéis, mi buena amiga. Ahora, me haríais el hombre más feliz si (…) papiroflexia (…) el pico de la plancha.
Dios mío, parad, que acabáis conmigo. (…) ¿Habéis gozado, amadas libertinas?
Dominique: Más que nunca, os lo aseguro. (…) Récord Guinnes (…) sobre todo la parte de las patatas ali-oli.
Duque de Castellois: ¿Y vos, Madame?
Madame de Cleves: Claro que (…), como siempre. Quiero preguntaros algo, por cierto, ¿los rumores acerca de (…) son fundados?
Duque de Castellois: Yo creía que no, pero tampoco. (Aquí concluye este relato, que trae de cabeza a los más reputados investigadores universitarios de toda Europa).

7 comentarios:

  1. se sabe de que raza era la gallina? creo que es un detalle importante

    ResponderEliminar
  2. GRACIAS POR COMPARTIR ESTO, aquí en México son casi nulos los estudios -serios- acerca del Marqués de Sade. Por mi parte supongo que el duque pide a Mme. de Cleves su látigo o un instrumento parecido pues era una costumbre: en l´historie de Juliette, Clairwil le enseña cómo unos buenos azotes vigorizan los riñones. Saludos y os seguiré de cerca este blog, por cierto ¿podríais publicar una imagen del documento y más detalles del descubrimiento? SUPLICO (mayaaxl@yahoo.com)

    ResponderEliminar
  3. ¡Ay por el amor de DIOS! ¡Dime que el Anónimo es una coña! ¡Una coña marinera bien elaborada!

    No puede ser, no puede ser que se lo haya creído. Pero si se sabe perfectamente que la subida del precio de la morcilla de Burgos se produjo a partir del 1884, una vez que se inventó la pastilla de jabón para poder sacarse el arroz de la morcilla de debajo de las uñas. ¡El documento es claramente falso!
    De verdad, hay gente que está en el mundo porque tiene que haber de todo.

    (Por cierto la entrada genial, sé que comento bastante tarde, pero acabo de descubrir tu blog, que por supuesto me encanta)

    ResponderEliminar
  4. Mariana Balbuena7 de enero de 2013, 8:21

    Hola, estoy haciendo una tesis sobre Buñuel y ando en búsqueda de ese libro, soy del DF. en dónde lo conseguiste? Muchas gracias

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Mariana, lo puedes encontrar en internet sin problemas :)

      Eliminar
  5. Gracias, aunque leí mal la entrada, pensé que habías conseguido el libro de Sade y Buñuel :( Pero no, te referías a la Filosofía del Tocador, muy buen libro :)

    ResponderEliminar
  6. me atormenta, y a pesar de eso lo sigo leyendo. no logro despertar de este sueño negro

    ResponderEliminar