miércoles, 2 de noviembre de 2011

CON EL DEBIDO RESPETO. POR EL DR. HERMINIO GOBLINS



Tras la publicación de mi ensayo acerca de la Teoría de Higgins, mi ilustre colega, el Dr. Jürgen Möller, ha enviado una carta a la prestigiosa revista de divulgación “Philosophie und Theorien” para, según él mismo confiesa, “aclarar respetuosamente algunas cuestiones que podrían contribuir a comprender algunos matices de la propuesta higginsiana y aportar una visión global e integradora sobre el excelente trabajo de mi admirado Dr. Herminio Goblins”.

Me veo obligado, tras leer el conjunto de inexactitudes, sofismas e hipótesis no contrastadas que vierte en su carta mi colega, a contestar a su libelo, a pesar de que, como es bien conocido entre mis amistades y afectos, mi férrea educación en un internado suizo y mi formación en los valores de la solidaridad humana y caridad cristiana, podrían impedirme a priori descender a donde se me reclama. No obstante, y dada la naturaleza de la obra de Higgins y su importancia en la evolución del pensamiento filosófico ulterior, he resuelto acallar, aunque sea por unos minutos, la voz interior de mi conciencia y sentido de la educación para dignarme a contestar. Lo haré, si ustedes me lo permiten, dirigiéndome directamente al Dr. Möller, cuya salud guarde dios muchos años.

Dr.Möller, con el debido respeto que siento hacia su persona por cuestiones de edad, dignidad y gobierno, me veo forzado a refutar sus afirmaciones, con las que no puedo asegurar que coincida en modo alguno. Hay que ser chivato, hay que ser confidente y, sobre todo, hay que ser maricona para asegurar que la obra de Higgins “La impelencia, el ser humano y el problema del aparcamiento en el centro” bebe en las aguas de la filosofía kantiana. Creo que la mayoría de los investigadores coincidirán conmigo en que, si exceptuamos a la puta de su madre, nadie puede afirmar alegremente que exista una conexión de conceptos en lo relativo a la naturaleza del ser en cuanto a tal, como usted asegura con menos rigor y credibilidad que el sidoso chapero de su padre cuando asegura que pide unas monedas para comer cuando todo el mundo sabe que es un drogadicto de mierda enganchado al bazuko.

Me atrevo a afirmar, y créame que lamento ser tan franco, que usted no ha terminado de comprender la visión de Higgins sobre el materialismo filosófico y el dilema de Dios en cuanto a ser fundante. Voy a sacar la mariposa, sujétame que lo mato, para rajar esa cara de chulo putas de polígono. Es usted, y permítame el atrevimiento, muy osado al asegurar que la influencia de Higgins en Derrida es discutible, cuando usted no sabría distinguir una patada en los huevos de un billete de 20 euros. ¡¡¡¡Te quito la vida, maricona, te quito la vida!!!!!

Propongo, desde estas líneas, que celebremos un debate sobre la obra de Higgins, a ver si hay cojones de decirme a la cara la mitad de las falacias que ha escrito sobre mis estudios. Lo digo desde el respeto y la enorme admiración que le profeso, hijo de la gran puta.

Reciba un cordial saludo de su colega que le desea lo mejor,

Dr. Herminio Goblins.

P.D: Te voy a meter con el puño americano. Te vía jartá de oro, te vía clavá er zello en tó la boca y lo vía tené que zacá tirando.Ya ze ma hinchao la vena er cuello, estoy toenzarpao y hasta que no te quite la vida no vía descansá, maricona. Chivato, confidente y chivata otra vé. Ya me güerto loco y ví a llamá ar Fiti, ar Caco, ar Negro y ar Mortadelo y te vamo a poné la boca que va a tené que í con er deneí en la boca, mamarrasho.

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